20 mayo, 2007

Huellas


En el estribillo de una canción escuché ¿qué cosa quedará de mí del tránsito terreno?


A veces, especialmente cuando he dado un paseo por el casco antiguo, viendo un edificio he pensado cómo sería la vida de las personas que lo construyeron, ¿qué le habría sucedido al albañil puso el ladrillo que veía en aquella pared el día que lo colocó?, ¿cómo era su vida?.

Lo que vemos en la imagen de arriba es un detalle del arco que está justo detrás de la Puerta del Perdón, por la que se accede al Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla. Casi nadie repara en este detalle, se asoman al Patio para contemplar la Giralda y la Catedral.


Tal vez no queden registros de qué artesano realizó este trabajo. Como en tantos ejemplos que podemos poner, hay cosas que simplemente se hacen, por el extraño arte de magia del trabajo anónimo: Un mar de historias escondidas y olvidadas que hacen que funcionen las cosas.

1 Comments:

Blogger Edu y Vega said...

Mr. JM, venza al aliado del software irreductible y cuelgue otra de esas entradas fotoprodigiosas, sus seguidores le siguen, la nubes brillan por su timedez y el botiquín de un ascensor normalmente no existe, pero bien podría ser una neverita de botellines fresquitos...
ándele!!!

24 julio, 2007 17:38  

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