Luz y sombra, como vida y muerte: dos partes de un todo. La vida esta plagada de luces y sombras, de risas y llantos que se suceden en este breve instante del tiempo que nos toca vivir; en este, nuestro perpetuo presente mutable que se desvanece de continuo. En este viaje por el "ahora" que nos conduce por la vida, abrimos y cerramos puertas, nos abren y nos cierran puertas; somos guiados y somos guías a la hora de elegir las puertas que decidimos abrir o intentar abrir, y las que decidimos dejar cerradas. Acabo de perder a uno de los guías que han llevado mi vida hasta mi ahora actual: mi padre. Lo que aprendí de él por acción o por omisión, por sus aciertos y sus errores, los recuerdos tan vivos que conservo, el profundo cariño que siento por él y la experiencia de su ausencia definitiva se funden en un sentimiento nuevo para mi que, por mas que conocido y experimentado a través de los otros, aún siendo muy cercanos, o tal vez por ello, no deja de conmover lo más profundo de mi ser. El tiempo me lleva adelante, no puedo retorcerlo para revivir mis experiencias pasadas, no puedo pararlo ni alargarlo, me arrastra con su terrible corriente imparable, en la que flotan los flecos del recuerdo entremezclados con los de este mismo instante, que ya es pasado. Sigo adelante, viviendo con, por y para mí y los míos, siendo espectador y actor de esta extraña escena cuyo fin, aunque conocido, no alcanzo a imaginar. Sigo adelante, siendo un fleco más, casi imperceptible, en la memoria del instante.
desde mi banco cercano, en el silencio del templo de la reflexión y el encuentro con uno mismo, en la soledad del instante uno y trino, futuro, presente y pasado, quiero compartir el silencio que evoca tu oración, a la que uno la mía, sea.
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desde mi banco cercano, en el silencio del templo de la reflexión y el encuentro con uno mismo, en la soledad del instante uno y trino, futuro, presente y pasado, quiero compartir el silencio que evoca tu oración, a la que uno la mía, sea.
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